¡¡Que emoción!! Hoy nos vamos a
acercar a conocer lo bonito de la naturaleza en el mejor enclave de nuestra
provincia, la ciudad de la Alhambra (Granada). Días anteriores hemos estado
trabajando en clase este bonito lugar, tan especial, que ya forma parte de
nuestra singular y personal historia. Palacios rodeados de bosques, huertas,
acequias, albercas…, armonizados todos ellos por el del sonido de la gran
orquesta del agua, que emana de las fuentes escondidas en cada uno de sus
maravillosos rincones. Nosotros y nosotras en el aula hemos escuchado el rugir
de la fuente de los leones y es que de las fuentes de la Alhambra es la que más
nos gusta, pues estos animales son muy conocidos para nuestra tripulación, pues
los hemos trabajado dentro de nuestro proyecto “La Selva” a lo largo de todo el trimestre….
Comienza nuestro paseo por la Alhambra, despertamos nuestros sentidos y nos preparamos como buenos investigadores e investigadoras, a analizar y observar todo cuanto nos rodea, acompañados de la guía Leo, encargada de contarnos todas las leyendas y cuentos que encierra esta magnífica ciudad. Leo es una guía muy simpática nos contó que esta ciudad la construyo un sultán, que en árabe significa rey, Que la edificó en la cima de una montaña para que sus enemigos no pudieran atraparle. Que estaba rodeada por murallas y torres vigías con el objetivo de que nunca pudiese ser atacada. Pero que lo más bonito que guardaba este insólito lugar era el olor de sus flores, árboles y plantas pues hacían de estos bosques el sitio más idóneo para descansar y soñar. Había caminitos de agua por todos lados, cuyo rumbo se dirigía al son de las acequias, pájaros revoloteando (Palomas, Mirlos, Urracas, Cuervos…), dando banda sonora con sus trinos a nuestra hazañas .Grandes albercas, suerte que no llevábamos manguitos porque eran tan enormes que invitaban a darse un gran chapuzón mientras sus aguas reflejaban la mejor estampa, la fachada de un palacio de la Alhambra. Allí en los Albercones paramos para desayunar y reponer energías pues tenemos que seguir avanzando en nuestro sendero y no podemos perder detalle...
Nos fijamos en que las huertas estaban diseñadas como si fuesen grandes escalones, y es que los agricultores de esa época pensaban muy bien porque al estar en una montaña esto servía para que más de un tomate o lechuga no rodara y rodara cuesta abajo a toda velocidad.¡¡Un, dos, tres…!! Preparados y preparadas que iniciamos de nuevo nuestra marcha, con destino hacia el Patio de la acequia, un lugar con leyenda…pero antes de llegar aquí atravesamos la puerta de la justicia. Una puerta en forma de arco, en mitad del mismo hay dibujada una mano y esta contiene una llave, esta llave abría el portal del cielo y todo aquel o aquella que se portase bien tenía derecho a jugar un ratito con el Sol y las nubes. Al llegar al Patio de la acequia, Leo nos cuenta una leyenda muy singular, esta gira en torno a un gigante árbol rodeado de preciosas fuentes cuyas aguas al caer dibujaban corazones y también la letra M. Y es que este patio está ubicado en el interior del palacio del Generalife y allí cuando hacía calor iban a veranear el sultán, la sultana, las amiras y amires (Rey, reina, princesa y príncipes), escuchamos atentamente el inicio de esta curiosa leyenda mientras la traviesa brisa se dedicaba a peinar nuestras calentitas mejillas. “Erase una vez un árbol tan pequeñito que casi ni se divisaba en el jardín de este maravilloso patio, pero un día casi sin darse cuenta se convirtió en el consuelo del llanto de una triste sultana penosa por la partida de su Sultán a la guerra, tantas eran sus lágrimas que aquel pequeñito árbol se hizo gigante para consolar la agonía de esta reina...”.¡¡Desde ese día es el árbol más grande de todo el jardín!!.
Como tanto nos gustan las
historias de árboles y plantas. Leo se anima y nos cuenta la historia de
“Laura” Laura era una chica que amaba los árboles y la naturaleza, tanto que
una noche, decidió pedir el más asombrosos de los deseos: “Convertirse en árbol”
y tal es la magia que tiene la Alhambra que Laura se transformó en un asombroso
árbol con silueta de mujer, tan bonito que ya forma parte de sus interminables
y maravillosos jardines. (Todos y todas allí con los ojitos cerrados pedimos un
deseo, pero no os lo podemos desvelar ahora por si algún duendecillo se
despista en hacer llegar el mensaje al hada de la naturaleza y no se nos cumple…).
Es hora de visitar una escalera con embrujo “La escalera del agua”, para llegar
a ella pasamos por la puerta de los “Leones futbolistas” (En la cima de su arco
dos leones sostienen cada uno, una pequeña pelota), tan original y encantadora
es esta fuente que todos y todas nos juntamos en un gran abrazo para ser
salpicados por el gran riachuelo que corría por su larga barandilla. Es hora de
marcharse, nuestra visita ha llegado a su fin. Además de conocer la belleza de
tu arquitectura y quedarnos hechizados por el sonido de tus agua y el verde de
tus bosques, nos ha encantado la armonía de tus paisajes que seguirán dibujando
en el cielo de Granada el mejor e inigualable de todos sus retratos, que
quedaran grabados por siempre en la retina de nuestra curiosa y tierna mirada. Agradecer
la atención y agradable trato de nuestra guía en la visita “Leo”, así como de
las mamas encargadas de cuidarnos y atendernos en esta inolvidable salida May (Mama
de Raquel) y Maite (Mama de Marco Antonio).¡¡Habéis demostrado ser también
unas grandes exploradoras!! Volveremos seguro una vez más a respirar el dulce
olor de tus plantas. Pero toda salida guarda sorprendentes a anécdotas y en la
nuestra fue protagonista Mavi, pues fue allí en la Alhambra se le cayó su
primer diente…,Mavi es la primera que inaugurara nuestro club del Ratón Pérez!!
Que seguro que esta noche llenara su almohada de fantásticas y cucas sorpresas. ¡¡ Felicidades Mavi!!
Comienza nuestro paseo por la Alhambra, despertamos nuestros sentidos y nos preparamos como buenos investigadores e investigadoras, a analizar y observar todo cuanto nos rodea, acompañados de la guía Leo, encargada de contarnos todas las leyendas y cuentos que encierra esta magnífica ciudad. Leo es una guía muy simpática nos contó que esta ciudad la construyo un sultán, que en árabe significa rey, Que la edificó en la cima de una montaña para que sus enemigos no pudieran atraparle. Que estaba rodeada por murallas y torres vigías con el objetivo de que nunca pudiese ser atacada. Pero que lo más bonito que guardaba este insólito lugar era el olor de sus flores, árboles y plantas pues hacían de estos bosques el sitio más idóneo para descansar y soñar. Había caminitos de agua por todos lados, cuyo rumbo se dirigía al son de las acequias, pájaros revoloteando (Palomas, Mirlos, Urracas, Cuervos…), dando banda sonora con sus trinos a nuestra hazañas .Grandes albercas, suerte que no llevábamos manguitos porque eran tan enormes que invitaban a darse un gran chapuzón mientras sus aguas reflejaban la mejor estampa, la fachada de un palacio de la Alhambra. Allí en los Albercones paramos para desayunar y reponer energías pues tenemos que seguir avanzando en nuestro sendero y no podemos perder detalle...
Nos fijamos en que las huertas estaban diseñadas como si fuesen grandes escalones, y es que los agricultores de esa época pensaban muy bien porque al estar en una montaña esto servía para que más de un tomate o lechuga no rodara y rodara cuesta abajo a toda velocidad.¡¡Un, dos, tres…!! Preparados y preparadas que iniciamos de nuevo nuestra marcha, con destino hacia el Patio de la acequia, un lugar con leyenda…pero antes de llegar aquí atravesamos la puerta de la justicia. Una puerta en forma de arco, en mitad del mismo hay dibujada una mano y esta contiene una llave, esta llave abría el portal del cielo y todo aquel o aquella que se portase bien tenía derecho a jugar un ratito con el Sol y las nubes. Al llegar al Patio de la acequia, Leo nos cuenta una leyenda muy singular, esta gira en torno a un gigante árbol rodeado de preciosas fuentes cuyas aguas al caer dibujaban corazones y también la letra M. Y es que este patio está ubicado en el interior del palacio del Generalife y allí cuando hacía calor iban a veranear el sultán, la sultana, las amiras y amires (Rey, reina, princesa y príncipes), escuchamos atentamente el inicio de esta curiosa leyenda mientras la traviesa brisa se dedicaba a peinar nuestras calentitas mejillas. “Erase una vez un árbol tan pequeñito que casi ni se divisaba en el jardín de este maravilloso patio, pero un día casi sin darse cuenta se convirtió en el consuelo del llanto de una triste sultana penosa por la partida de su Sultán a la guerra, tantas eran sus lágrimas que aquel pequeñito árbol se hizo gigante para consolar la agonía de esta reina...”.¡¡Desde ese día es el árbol más grande de todo el jardín!!.
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| A Mavi se le cae en la Alhambra su primer diente |
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